La Huida en un dibujo. Dibujo del artista Kawa, que relata su periplo desde su ciudad de origen hasta el campo de Katsikas (Grecia). Kawa (34), su mujer Ahin y sus 3 hijos, como muchas otras familias, salieron del Kurdistán sirio caminando hasta el Kurdistán iraquí porque en Haseke (Siria) donde vivían, sufrían persecución por parte del ISIS, que hostigaba a las familias kurdas por no ser musulmanes. Vivieron durante tres años en campos de refugiados en Iraq y tras pensarlo mucho decidieron pagar a la mafia y seguir la ruta hacia una vida mejor. Pagaron 10.000 euros por el viaje hasta Europa. Desde Iraq pasaron a Turquía; pero la policía turca los detuvo y estuvieron presos quince días en un centro de internamiento. Finalmente, pasaron de Turquía a la isla de Chíos, en Grecia. Durante la travesía por mar, de noche, pasaron mucho miedo. Desde allí, el veinte de abril del 2016, los llevaron al campo de Katsikas donde llevaban cinco meses esperando a que Europa abriera las fronteras. Hoy, ya realojados en hoteles, esperan el momento de llegar a Alemania, Holanda, Suiza o España. Campo de personas refugiadas de Katsikas (Grecia), 06/2016 © Patricia Bobillo Rodríguez
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